No es complicado darse cuenta que el simple hecho de preparar las cuentas –objeto de la contabilidad financiera-, se queda corto pensando en la cantidad de fruto que puede obtenerse de la información que dispone la empresa.
Menospreciarla o dedicarle poco esfuerzo implica no preocuparse por conocer a fondo la empresa, no tener en cuenta posibles errores o una falta de control. Todo ello, individualmente o en conjunto, puede ser dramático: toma de decisiones erróneas con sus consecuencias en la marcha de la empresa, fraude, contingencias fiscales, enfado de los accionistas…