Ahora que empezamos el curso escolar y retomo mi actividad docente vuelvo a explicar a mis alumnos un aspecto que considero parte fundamental en la gestión del día a día financiero de una empresa. Básicamente, entender y diferenciar bien entre las necesidades operativas de fondos (NOF) y el fondo de maniobra (FM). A partir de ahí podemos derivar por donde consideremos, pero estar cómodo con ambas métricas es clave para el éxito de la gestión de los dineros del día a día de la compañía.
Siendo breve, las NOF se refieren a los fondos que necesita la empresa para el desarrollo óptimo de su ciclo de explotación; esto es, desarrollar su actividad sin interrupciones. Tenemos que recordar que desde que la empresa adquiere y paga las materias primas para fabricar el producto que venderá, hasta el cobro de sus clientes -vuelta a casa del dinero- pasa un tiempo. Y durante ese plazo hay que seguir haciendo pagos por lo que consecuentemente necesitamos fondos.
Es aquí donde entra en juego la segunda pata de la ecuación: el fondo de maniobra. Como siempre en finanzas me gusta más el término en inglés -working capital- y su traducción literal al español: capital para trabajar. Podemos definirlo como los fondos de largo plazo que, una vez financiadas las inversiones a largo plazo, financian la actividad del día a día de la empresa. No me gusta la idea de colchón, ese punto de vista económico, puesto que dentro de los activos circulantes existen partidas con niveles no siempre óptimos de liquidez (inventarios).
En resumen, las NOF son un concepto operativo relacionado con las inversiones netas que requiere la empresa en su ciclo de explotación. Por su parte el FM es un concepto de pasivo, ligado a la estructura financiera de la empresa.
Una vez entendido esto podemos empezar a desglosar cada concepto para poder analizar a fondo los circulantes de la empresa y su gestión, de cara a poder tomar medidas correctivas en caso de desviaciones. Eficiencia y liquidez se mezclan aquí y son vitales en la creación de valor en la empresa. No olvidemos que los fondos de largo plazo tienen un coste y están mejor invertidos en activos productivos. Los NOF no contribuyen a la generación de ingresos o a la rentabilidad de la empresa y por ello es vital mantener el nivel más ajustado de cara a desviar los menores fondos de largo plazo; eso sí, siempre que no pongamos el riesgo el correcto funcionamiento del día a día del negocio.
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