Rentabilidad, solvencia y liquidez son conceptos de gran relevancia ya que muestran el estado económico y financiero la empresa. Son términos relacionados que acostumbran a ir de la mano, pero que no significan lo mismo.
Si la liquidez es la capacidad de una empresa de convertir sus activos en dinero rápidamente y la solvencia es la capacidad para hacer frente tanto a los pagos generados por su actividad como los financieros, es decir, la capacidad que tiene una empresa para poder afrontar las deudas pendientes a través de sus activos, ¿podemos decir que una empresa con gran capacidad de generación de efectivo es solvente? ¿Y una empresa con escasa liquidez no tiene solvencia? No necesariamente.
Una liquidez elevada no asegura solvencia: se puede tener recursos para afrontar todos los compromisos a corto plazo, pero no tenerlo para atender a compromisos a largo plazo.
Y de igual manera, una baja liquidez no nos indica una empresa insolvente: la empresa puede contar con activos fijos que garanticen sus pagos y aseguren sus obligaciones.
La gestión de la liquidez y la solvencia a largo plazo están íntimamente relacionadas: la gestión de la tesorería y la liquidez a corto, intentando rentabilizar el efectivo no necesario, se convierte en una labor primordial. Si no se tienen los recursos necesarios para los compromisos a corto, la empresa se puede ver obligada a vender algún activo (lo que podría afectar a la rentabilidad económica) o bien a recurrir al endeudamiento (impactando en la rentabilidad financiera).
Alinear estos tres conceptos hace necesario contar con financieros expertos en gestionar tesorería y activos. En SOCO finance HUB te ayudamos con esa gestión.